viernes, 10 de octubre de 2008
Diario: Nro. 16 - 01-07-08
Hoy me levanto, y transito, e igualmente quiero vivir y quiero morir. Una parte de mí es sólo inercia, otra parte es sonrisas de cortesía, de “quiero que te sientas bien conmigo”, otra parte es soledad y miedo y aceptación y resignación y paciencia e impaciencia; otra parte es gris, es quisiera olvidar pero estoy acá viviendo este minuto que tarda tanto en pasar; otra parte son mis seres queridos, que siento tan intensamente como si sus vidas fueran la mía y por eso todo lo que les pasa me preocupa; otra parte es el placer de la música, visceral, adherido a mí a pesar de lo gris, casi paradójico. Y acá estoy otro segundo más que no sé adónde me lleva. ¿Es que acaso no puedo elegir adónde? ¿No es algo que depende de mi voluntad, de mi decisión? Y ahora suena esta canción de Radiohead que me inunda de placer y me sacude la piel por encima de tanta vena que está doliendo simultáneamente, y sé que soy todo esto, y todo lo que quiero y no puedo, y una inspiración entrecortada, un sol en un campo, un beso, el agua, tantas y tantas palabras epidérmicas, membranosas, genéticas. Algún día todo se detendrá, y quizás mis palabras me acompañen, o quizás no y mi desnudez sea total y ni siquiera permanezcan los recuerdos ni la sangre ni la mirada. Pero eso es la muerte y yo todavía estoy viva aunque a veces me sienta enferma, inexistente, trivial, ridícula, innecesaria, deleble y tantas cosas que siento y me confirman que estoy viva porque de otra manera cómo podría sentirlas. La canción de Radiohead pasó y ahora estoy llorando. Y en media hora hablaré con alguien por teléfono y diré algo gracioso para que se ría y yo también me reiré, y luego cortaré y sentiré que todo es inútil. Y querré dormir hasta mañana, cuando la rutina me despierte con su dulzura.
1/07/08
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