viernes, 10 de octubre de 2008
Diario: Nro. 06 - 22-02-08
Dicen los labios heridos del destino que las sílabas del tiempo forman una plegaria que carece de fe y de dioses; por eso no hay que repetirla, porque su cadencia hipnotiza los sentidos y conduce fácilmente a la desesperanza.
Y yo, quizás por escuchar a los labios del destino, quizás por constatar que las sílabas del tiempo tardan demasiado tiempo en darle forma a una palabra que pueda comprender, quizás porque perdí la fe y el mismo día encontré que prefiero la confianza más temblorosa, ya no invoco ni al azar ni a la casualidad. Sin embargo, y a pesar de todo esto, aún no logro evitar la desesperanza. Tal vez, cuando los labios heridos del destino cicatricen, puedan decirme algo más, algo diferente, contarme otra historia. Creo que sería posible, pero prefiero no esperar nada, por las dudas.
22-02-08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario