viernes, 29 de mayo de 2009

Diario: Nro. 33 - 03-03-09


Sólo sé que debo continuar. Una casita, un sol, un cielo celeste, un campo, un horizonte…Nada, ni siquiera el olor a pálpito que rapta el viento de algunas calles sin salida donde se crían los tallos de las piedras.
Y piso acá y un tacto marrón me salpica los tobillos como garras. Los gránulos negros deciden tatuarme dolorosamente y yo canto mi elegía-graznido para acompañar la soledad de mis ansias de lastimarme o decapitarme detrás del porque sí cotidiano; da igual. El castigo está entre los frascos vacíos, en las telas muertas, en el escupitajo que tajea el espejo con la precisión del bisturí, en la mendicante de cara blanca como la luna de la noche más negra, en el cuerpo reluciente donde se reflejan la bondad invidente y la crueldad sorda y ladrona.

3 de marzo